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308 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO y con tanto perjuicio de mi alma, mientras que otras corren, vuelan a la cumbre de la perfección! Díceme que escribiendo estoy en mi centro, porque ésta es la voluntad de Dios. Si me convenciera yo de esto, poco me costaría escribir y escribiría hasta. con gusto, pues nada deseo sino compla-: cer a mi Dios y cumplir su santa voluntad. Pero se me hace tan di– ficultoso creer que Dios se glorifica en mis escritos, que todo creer~ antes que esto. Y no sólo no creo que glorifico a Dios en escribir, sino que creo que le ofendo, porque es mi soberbia la que me ha metido en estos compromisos. Con todo, sí es verdad que me produ– ce cierto descanso la idea o memoria de lo que ya he escrito, au~ en el caso de que sea mentira todo ello. ' No puedo más. Sus cartas me consuelan mucho, aunque no ten– go tiempo de leerlas más que una vez; ¡mire si estoy mortificada! Todavía no he terminado de relatar los sucesos de los. Santos Ejer– cicios de 1911. Ayer comencé a explicar la Mística Ciudad de Dios; me pidieron por favor dejara asis.tir a todas, y así lo hice. Una hora hablé, incluso la preparación. Su. .hija pecadora, que mucho le ama y venera en Dios, Sor Angeles.

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