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CARTA LIV, 20 JUNIO I 9r I 8.-Y por medio de las religiosas cuántos avisos no me ha dado el Señor del mal estado de mi conciencia ... He aquí el fruto ql).e he sa– cado yo del cariño y amistad que he tenido con las religiosas, de mi .trato y condescendencia con ellas, y de haber dejado de amar a nü Dios y de conversar con El, de haberle abandonado y privádome de su dulce trato y compañía por complacer a las mismas, o por temor de disgustarlas por una falsa y fingida caridad. Si hubiera concedi– do Dios Nuestro Señor a ellas las gracias que me ha concedido a m[, y)a facilidad de alejarse de las criaturas y remontarse hasta el mis– mo Dios y engolfarse en El, seguramente que no descendieran de las alturas en que yo me he visto por complacerme a mí como yo he descendido por complacer y condescender con ellas, y no sólo no lmbieran descendido sino que ni se hubieran dignado siquiera fijar en mí su mirada por socorrerme a mí. Y yo ¡insensata! por amor de ellas, por complacerlas, por temor de disgustarlas, por igualarme en todo a ellas y no privarlas del gusto que me hacían ver encontra– ban en mi trato, no sólo me he privado por una hora, dos, un día ni tres, de los inefables consuelos y grandes bienes que disfrutaba en mi trato y comunicación con Dios, sino que he abandonado mil ve– ces por ellas a mi Padre y mi Dios y único sumo Bien de mi alma y he caído miserablemente en el abismo de la tibieza, del pecado y del infierno que Dios tiene preparado, en los remordimientos terribles, terribilísimos de mi propia conciencia para castigar las infidelidades • y desprecios que le infiere con su abandono mi alma pecadora. ¡Qué boba he sido!, ¡y qué insensata y necia soy! ¡oh Dios mío! ¡Cuán grande ha sido mi locura en abandonar a Vos, fuente de aguas vivas, por ir a beber en las cisternas de las criaturas, en apartarme de Vos .que tanto, tanto, tantísimo me habéis querido y favorecido y a cuyo lado era yo tan feliz, por complacer a unas miserables criaturas que no· me sirven más que de tormento, ni hacen otra cosa que despre– ciarme, cuando alejada de Vos por complacer a las mismas me ven a su lado o me pongo en contacto con ellas! ¡Qué boba he sido! ¡Y qué necia soy, pues sabiendo que de querer y tratar con las criatu– ras no saco otra cosa que pecados, remordimientos de conciencia, su– frimientos y desengaños, dejo a mi Dios por ellas; y por procurarlas un contento, me privo de tantos bienes como disfruta, posee y goza mi alma en el trato y comunicación con Dios en la dulce presencia
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