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CARTA LIV, 20 JUNIO r9r I Su hija pecadora, que le ama de todo corazón y pide postrada a sus pies la perdone y bendiga con su paternal bendición, Sor Angeles Sorazu. Hoy martes; no sé a cuántos estamos. 6.-Amadísimo Padre: A continuación la nota que me pide (1). El original está en un cuadernillo pequeño y muy confuso escrito, y por esto y más todavía por estar en él indicadas algunas molestias que he recibido de las religiosas, con los nombres de las mismas, me he. visto en precisión de copiarlo; pero hoy mismo inutilizaré el ori– ginal para no tener en mi poder nada que V. R. no quiere que tenga, aunque me gustaría tenerlo para tener presente los remordimien– tos de conciencia y sufrimientos que experimenté en mi alma en los Santos Ejercicios, pues pienso que serán avisos de Dios y que si los desatiendo y no hago caso de ellos, en la hora de mi muerte sufriré horrores al ver que esto es lo cierto y de Dios, y lo que entiendo en contrario sugestión diabólica. ¡Qué rebelde soy! Lo escribí el dí.a siguiente de marchar V. R., en cuyo día y noche anterior estuve do– minada del espíritu de tristeza que se apoderó de mí en el momen– to que me despedí de V. R., no obstante haberle dicho aquella ma– ñana que no tenía pena porque se marchaba. ¡Así cambia mi alma de un momento a otro! ,Y si cambio así estando bien con Dios, como lo estaba cuando me despedí de V. R. y continúo, a Dios gracias, des– de entonces, ¿qué será cuando Dios se aleje de mí y me trate con 1 la severidad que debe tratarme y me tratará indudablemente en mi muerte? ¡Ay ,Dios mío! ¡Qué miedo me da pensar que en la hora de mi muerte tengo que ver a Dios Nuestro Señor enfadado conmi– go, como V. R. nos dijo en la plática del juicio! 7.-Por no observar lo indicado anteriormente (me refiero a los propósitos de los Santos Ejercicios) he venido a. ser lo que soy; esto es, el templo lleno de abominación que vió el profeta Ezequiel (2), (1) Véase más arriba p. 18, nota 1. (2) Cf. Ezech. VIII, 9 y sigs.