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t72 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO 2.-Una noche-a fines del año 1905-(me parece), estando en el coro me pareció que Dios Espíritu Santo, haciéndose presente a mi alma, de'3pués de aprobar y corroborar mis ardientes deseos de que el Director Espiritual (que era el señor Deán) fuese a la vez mi confesor y que me dejase decir mis culpas siempre que venía a hablarme, pues no me satisfacía la dirección sin confesión, aun– que el Padre me había dicho que la confesión no era necesaria, et– cétera, me dijo que dijera al Padre, mejor dicho, que le manifes– tara mis deseos y de la voluntad de Dios de dar principio a la con– ferencia espiritual con la acusación de mis faltas, aunque fuera en el locutorio, etc., etc. Se lo dije al Padre; pero no debió dar impor– tancia a esto o no sé, porque no se realizaron mis deseos. Ansian– do cada vez más y entendiendo que era voluntad de Dios que siem– pre que venía el Padre a verme diese principio a la conferencia es-– piritual o cuenta de conciencia, con la acusación de mis pecados, volví a decírselo otra vez; pero por ser el Padre muy mirado en esto, no querer oír faltas fuera del confesonario, o no sé por qué, tampoco se realizaron mis deseos hasta que pasado mucho tiem– po se ofreció él a confesarme siempre que venía. Y esto es lo que indica una de las tarjetas que di a V. R. con las cartas. En la semana de Pascua de 1907, viendo el Padre que perjudi– caba a mi salud la contemplación de Jesús paciente, en cuyas penas tomaba parte íntima mi alma, me mandó dejar a Jesús, o sea, la Humanidad, e irme a Dios Uno y Trino (1). Cuando fuí al coro, después de despedirme del Padre, encontré allí a Dios Uno y Trino que me esperaba con mucho agrado y bondad. Cada Persona Di– vina me invitaba a irme con Ella, y yo deseando complacer a las tres y no sabiendo a quién acudir primero, mejor dicho, e11tendien– do que debía ir primero al Padre, pero inclinada a ir al Hijo, y en– tendiendo también que a Este debía darle el dictado de Esposo y al Espíritu Santo el de mi Amor, y no queriendo yo tampoco lla– mar a Jesús Esposo por temor de que dejase de ser mi Padre-y tan divino Padre-como lo había sido hasta entonces, me mandó Dios Padre que escribiera al Padre preguntando a cuál de las· Per– sonas debía adorar primero y cómo tenía que llamar a la Divina (1) Con estas noticias adquiere nuevas luces el interesante y detalla– do relato de la A uta biografía, pp. 219-322.
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