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CAR.TA LXXXV, I7 DICIEMBRE I9I I Muy mala debo ser cuando temo tanto la venida del juez que me ha de juzgar, visible se entiende, que a mi Dios querido no le temo, ni su divina justicia, pues me abrazo con ella cada vez que se presenta a mi alma, suplicándole destruya mis pecados y me iden– tifique con ella, porque me muero de sed de justicia y santidad y de amor a estos divinos atributos, que tanto deseo poseer por su bondad y hermosura infinita. No puedo más. Su hija pecadora que mucho le ama y venera en Dios y puesta a sus pies espera la bendiga. Sor Angeles de Jesús Sacramentado.