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158 CóRRESilONDENCíA DE t.A M. ANáiltES CON ilL 1>. MARIANO y rompiendo por entre la multitud de espíritus angélicos que cir– cundan vuestro trono, aproximarme a Vos e interrumpir los silen– cios de vuestra contemplación y comunicación divina para supli– caros que os dignéis aceptar una vez más la entrega y donación total de mi ser que reitero nuevamente postrada a vuestros pies. Sí, Madre mía, sí; recibid en Vos a esta pobre hija vuestra que sólo suspira por verse unida a Vos para en Vos y con Vos unirse con Dios. Y al efecto, yo os entrego mis ojos (con ellos, la mirada de mí alma) y los fijo en Vos para que se empleen en contemplar vuestra belleza, con propósito firme de nunca apartarlos de Vos para fijar– los en ninguna criatura, a no ser que Vos me lo mandéis; Y si alguna vez me mandáis fijarlos en alguien fuera de Vos, levantad Vos, Madre mía, mis ojos y no los levante yo, que no quiero ni pestañear siquiera rnotit proprio, y en la persona en quien los fijare haced que vea a Vos y no a la criatura, mirando a Vos en ella. Yo os entrego mis oídos (con ellos la atención de mi alma) y los fijo en Vos para que se empleen en escuchar las palabras de vida que Vos, Madre mía, hablaréis, ya directamente por Vos misma, ya también por medio de mis Superiores y libros espirituales, con propósito firme de nunca apartarlos de Vos para fijarlos en nin– guna criatura, a no ser que Vos me lo mandéis. Y si alguna vez me mandáis fijarlos en alguien fuera de Vos, preparad Vos, Madre mía mis oídos y haced que en la persona en quien los fijare escuche a Vos y no a la criatura, y que no oiga nada que perjudique a mi alma, máxime palabras laudatorias, que ponen en peligro a mi humildad. Yo os entrego mi lengua y la dedico a Vos, Madre mía, para que se emplee en cantar vuestras alabanzas, con propósito firme de no .volverla a mover para hablar con ninguna criatura, a no ser que Vos me lo mandéis. Y si alguna vez me mandáis hablar con alguien fuera de Vos, moved y gobernad Vos, Madre querida mía, esta.lengua pecadora, que tantos estragos ha causado y causa mo- ,vida y gobernada por mí; y en la persona con quien hablare haced que hable con Vos y no con la criatura, mirando a Vos en ella; para que no resulte ning~n perjuicio ni me perjudique a mí. No permitáis, Madre mía, que mi lengua se mueva ni para articular

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