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156 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO a mí, como ya lo sabe mejor que yo el mismo Señor. Dígale, y diga a todas tres divinas Personas, que yo no puedo vivir fuera de Ellos, que me cuesta ansias de muerte la idea de su separación, y que por esto, por el amor que en medio de mis maldades les he tenido, y sobre todo por su bondad y misericordia infinita, que se apoderen de mí y me absorban en su ser divino, para que en ade– lante seamos uno y no dos. Y a la Santísima Virgen pídale que se acuerde cuán de corazón la he amado y que pues tanto 1a he que– rido y quiero, no deje de reconocerme por suya y ser conmigo en cuantos actos realizó a favor de Dios en mis comunicaciones con El; pues aunque ahora no puedo dedicarme como antes a contem– plar sus bellezas ni entretenerme con ella, sí quiero ejecutar todo en unión suya y estar siempre a su lado, mejor dicho, vivir unida a ella en Dios, como lo estaba antes a Dios en Ella, para amarla con el amor del mismo Dios. En una palabra, pida al Seífor y a la Santísima Virgen todo lo que V. R. se sienta inspirado a pedir por mí y para mí, más lo que yo he pedido a su Majestad divina, que es la confusión de mi alma con su ser divino, etc., etc. Y no dude, Padre mío amadísimo, que yo pediré las mismas gracias y todo cuanto me inspire mi cariño por V. R. en mis comunicaciones con Dios y la Santísima Virgen, pues aunque no quisiera, las mismas gracias que recibo de Dios me obligarían a hacerlo así. Espero en mi Dios me concederá la gracia de poder velar ma– ñana por la noche hasta la una de la mañana del día 8. En esta confianza le suplico que a las doce de la noche me bendiga: 1) en nombre de Dios Padre; 2) en nombre de Dios Hijo; 3) en nombre de mi Dios Espíritu Santo, y 4) en nombre de nuestra .Purísima Madre, suplicando a las tres Divinas Personas y a nuestra Inma– culada Madre vengan a mi alma a establecer su morada en ella y que eleven a la misma a la unión más íntima con Ellos. La misma gracia pediré yo por V. R., y algo más, durante sus Maitines, en los que deseo y espero acompañarle en Dios en la forma que el Señor me conceda. ¿Qué más? Que me perdone también V. R. lo mucho que le he molestado y hecho sufrir durante el tiempo que llevo confiada a su digna dirección. Sí, Padre mío; perdóneme por el amor de Dio.;;,

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