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1P R I M E R P ER í ó D O parables. Ante este espectáculo de magnificencia sin igual, reme– morando todo cuanto redunda en pro de la glorificación divina, ei alma "se liquida de puro amor y gozo'', se asocia a los ángeles y a. los hombres, a Jesucristo y a la Virgen, para alabar y ensalzar a Dios; prefiere aquellas plegarias y ejercicios de devoción que mayor– mente celebran y magnifican ·za santidad y grandeza divinas. Por esta razón "el ejercicio principal y casi único del 1alma en este pe– ríodo es el amor jubiloso o de complacencia". La felicidad divina se desborda en el alma, que se siente como henchida de gracia y rebosando vida divina. Su celo se enciende; ansía vivamente comunicar a los hombres esta vida que Dios le co– munica a ella a raudales. Arde en deseos de aniquilar los crímenes de la humanidad prevaricadora, de convertir a los pecadores, de pre– pararlos con entrañas de misericordia y conducirlos al 1tribunal de la santa penitencia para que se regeneren con las aguas de la gracia. El objeto único de su contemplación es Dios Uno y Trino-como Dios de gloria y felicidad-; en El ve y contempla todos los miste– rios de la vida de la gracia y fuera del mismo .no puede contemplar ni siquiera la Santísima Humanidad del Verbo. Las sol,emnidades del ciclo litúrgico "las celebra en Dios a la mooera que lo hacen los bienaventurados" (1). De donde se sigue que toda la actividad esp-iritual del alma en este período se concentra en el misterio av..gusto de la ,Trinidad, la cual absorbe por completo su vida. (1) SoR ANGELES SoRAZU: La vida espiritual, cap. XVI, pp. 175(183.

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