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140 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO ido escribiendo he ido quemando el escrito anterior y el sábado ter~ miné de· quemarlo. Así que no existe ya. Ya· sabe el aborrecimiento que tengo a mis escritos; y por esto no puedo conservar nada a no ser que V. R. me obligue bajo precepto de obediencia, y como no me .había mandado conservar dicho escrito, pues 1o quemé (1). Mucho le agradezco el permiso que me da de suspender mi la– bor, aunque comprendo que cuanto más tarde, más violencia ten– dré que hacer y más me costará escribir; pero espero en mi Dios me dará fuerzas para vencerme. Hace días que tengo a la vista del entendimiento una especie de mundo o paraíso, en cuyas sendas y praderas aparece Jesús bajo bellísimas y variadas formas, indicándome ser dicho paraíso el que tengo que describir a continuación de lo escrito en el libro tercero de mi vida. Siento grandes ansias de escribir cuanto antes, y tales que si pudiera hacerlo en ocho, diez o veinte días, estaría escribien– do noche y día por satisfacer dichas ansias. Pero como entiendo que para escribir como es debido, se necesita mucho tiempo, y privar– me muchos meses de las comunicaciones divinas que en la actua– lidad constituyen mi vida, me desaliento y acepto cori gusto las va– caciones, aunque las aceptaría con más gusto si estuviera termina– da ya la labor, o sea, escrita toda mi vida, pues hasta tanto no en– !Cuentra mi alma pleno descanso. Son las seis menos cuarto y no puedo más. Su indigna hija, Sor A.ngeles. (1) Como se recordará, el Director le prohibía en una de sus cartas anteriores que no quemara sus escritos, cosa que ya había ejecutado antes de recibir aquella carta.
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