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CARTA LXJl:lll, S NóV!EMliR!l 1911 siendo mi Padre espiritual para que pudiera absolverme de mis pecados para no andar cambiando de confesores y revolviendo mi conciencia sin otro fruto que intranquilizarm~ cada vez más, etc., et- . cétera. Que ya sabía-dije al Señor~ue si resultaba ser verdad y me otorgaba esto que le pedía, sufriría horrores y viviría en adelan– te metí.da en un infierno; pero .que aceptaba estos sufrimientos, pues quería vivir en la realidad y no en la mentira y sufrir en este mundo •el •desengafio y trabajos que tendría que sufrir en la hora de mi muerte, si es verdad que mi vida es una ficción. No obstante los vivos deseos que tenía de vivir abandonada, pri– vada.de todo consu.elo y que V. R. no hiciese más caso de mí que de un perro muerto, deseaba con ansia recibir su carta para ver si ha.: bía cambiado de conducta en su trato conmigo, etc., etc. Y el vier.: nes, al ver que no tenía carta suya, me persuadí de que era verdad todo lo que yo .había pensado de mí, y que V. R. no me había escrito ni quería escribir porque soy una hipócrita, embustera y no he he– cho otra cosa que engañarle y hacerle perder tiempo, y lo que es peor, perjudicarle. Me persuadía también de que no me escribía V. R., porque no es voluntad de Dios que yo le escriba, etc., etc. Y por todas y cada una de estas cosas .sufrí una tribulación terri– ble, y tal que a durar un poco más, no sé lo que me hubiera pasado. Peto por la tarde, de repente, me hallé completamente cambiada y tan unida a V. R. como lejos había estado. Y era que en aquel mo– mento vi en Dios o no sé cómo que todo lo que yo pensaba era men– tira, y que V. R. continuaba siendo para mí lp que era antes de los Ejercicios y en éstos había entendido muchas veces en el mismo Dios con los mismos efectos o cambios de pena en gozo y de tinieblas en luz, que experimentaba entonces. ' Con todo,. pasado algún tiempo, empeñada yo en sufrir y humi– llarme o no sé qué, púseme otra vez a pensar y recordar todo aque– llo que más me puede afligir, abatir y retraer de V. R. Y con estas cosas volví a ineterme en la misma tribulación, aunque no tan de lleno. Mas ayer, al recibir su carta, se me quitó todo... 4.-Muchas veces, estando sumida en la tribulación que me aca-: rreo yo misma con mis discursos y aprensiones, me .cambio de re– . •pente y me quedo como quien despierta de un pesado sueño, o pasa de repente de las tinieblas a la luz, mirando las cosas bajo un punto ITINHARIO MISTICO 11

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