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SÉ G U ND b .P.ERI O DO (5 noviembre-17 dlcie•mbre 19Í 1) Este segu'ndo período p1wde denominarse de "expectación· divi– na" (1). El alma éor1,tinúa participurído al festín divino de la·Santí– simá Trinidad, a la que vive íntima y afectuosamente unida; pero al amor jubiloso-que era como ima consecnencia de la·contempla~ cion de Dios en los atributos de gloria y beatitud-sucede el amor estimCl!Uvo, basado. en la visión de Dios que es amor S'Ustancial, bien sumo, bondad infinita. El anhelo irresistible de conquistar almas lJ destruir el imverio de satán en el mundo; se trueca en sed insacia– ble de _justicia con la q1ie quiere, a todo trance, identificarse, mas la idea de que con S'U pasada conducta ha .violado tantas y tantas veces este at?'ibuto la humilla profundamente. "Sus defectos se l'e presen– tan como altísimas montañas"; de ahí su afán por resarcir el mal obrado y p11,rificarse más y más, huyendo de la mise'ricordia para abrazarse con· za .iusticia. En el período anterior' iniplm:'aba con ge– midos amwrosos la misericordia pata con los pecadores; ahora pide justicia y jilstic.ia inexorable para sí misma. De c·uando en cuando Jesús sále al 'encuentro. del alma y le co-– munica maravillosas noticias delmisterio de la Encarnación, imprí\.. miendo en ella un• ósculo arn:orosó'-preludio. de los· i'hnumernblcs que le reserva em el período siguiente-, el cuál deja imborrables huellas para toda la vida. Con éste y otros singillares favores crece el hambre y sed de justicia y santidad, dilOJtándose cada vez más la capacidad' del alma para participar de las divinas perfec•ciones. Las comunicaciones divinas p.roducen en el alrna uiia doole, in·• fluencia contraria e inseparable, 0 es · dec-ir, dolorosa y deleitable al mismo tiempo; ésta porque aprende a Dios como Sumo Bien, y aqué-: (1) SoR ANGELES SoRAzu: La vida espiritual, cap. XVII, pp. 185-201.