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tlARTA Ui:x, í7 oéTúl\RE. t9tt Seráfico Padre para amar y glorificar a Jesús .como él lo hacía. Y cuando hacía esta petición y sentía estas ansias, me pareció sentir que moraba en mi alma aquel mismo espíritu y que ardía en mi corazón aquel mismo amor de nuestro Seráfico Padre a Jesús por el ,cual suspiraba mi alma. Y .entendí. que este espíritu y este amor me comunicaban nuevamente Jesús y nuestro Seráfico Padre, los dos a un mismo tiempo. El hecho es que desde aquel momento quedó mi alma como enjesusada y comenzó a recibir singulares favores de' este Divino Salvador. Inmediatamente después de lo indicado me pareció ver a nues– tro Padre San Francisco como refundido en Dios Uno y Trino; Y sintiendo yo gra,ndes ansias de unirme con Dios en la misma forma, y habiendo pedido al efecto (al Santo Padre) que me alcanzase de mi Dios .Uno y Trino la participación más perfecta posible de sus perfecciones divinas para elevarme con ellas y unirme con el mismo Dios, entendí que había sido oída. mi oración. . 4.~El .día 4 de octubr~, fiesta de nuestro Seráfico. Padre, a las nueve o nueve y cuarto de la mañana, en seguida que _salí del con– fesonario empecé a sentir un no sé qué en mi alma que me parecía que poco a poco me iba é!Proximando a Dios y cambiando de bien ·a mejor el estado de mi a_lma. Así estuve hasta la Misa. En Misa, al oír cantar el Evangelio, me pareció 'que me decían que en aquella confesión de alabanza: COnfiteor tibi, Pater, Domine coeli et terrae, qui<1, abscondisti (1), etc., que hizo Jesucristo al, Padre, estaba comprendida yo ... Mas yo recha,cé, mejor dicho, procuré recha– zarlo como quien no gustaba oír esto, porque al mismo Uempo en– tendí que los misterios del reino de Dios revelados a mi alma peca– dora los. debía manifestar por escrito (¡ay Dios mío!), y claro está • 1 • que esto no quería entender... . 5.-P()CO. después, nó recuerdo ,si al ofertorio o prefacio, paré– ceme que en este último, abriéndose un nuevo horizonte a mi vista, me parecía ver a Jesuéristo Dios y Hombre verdadero eón mucha gloria y majest.ad, fulgurando resplandores divinos y convertido todo El en un ser Divino Humanado de amor que parecía un Sera– fín todo fuego, todo amor, con nuestró Padre San Francisco colo- (1) Mattli., Xlr 25.

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