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CAfi.1'A LXVIII, 14 óé'túBRE t9rt :tu Hoy, como es la octava de· Nuestro Padre San Francisco, no me han hecho tanta impresión como ayer estas ideas, ni tampoco las que me vienen contra el cargo de Abadesa, las cuales pretenden hacerme rabiar de coraje, aburrirme, o no sé qué, por los deberes, penas, etc., etc., anejos al cargo. Las ideas contra la dirección des– aparecieron por completo al leer su grata de ayer... El disgusto, aborrecimiento, etc., por el cargo de Abadesa ha desaparecido esta tarde al acordarme que mañana es el 12 de octu– bre, y pasado mañana 13, y el sábado 14, por los gratos recuerdos :que conserva mi alma de hace cinco años (1) y también del año pasado, y porque un no sé qué que siento en el fondo del alma me asegura que la Madre de Dios, para mí, es hoy la misma que fué entonces ... Día 13. He perdido toda la mañana inútilmente con tres réligio~ sas que, una tras otra, han venido a nuestra·· celda ... ¡Qué trabajo tengo! Asi voy pasando la vida sin hacer nada, ni para Dios, ni para ·mi alma, y fastidiada por compléto, pues es mucho lo que me dis– . gusta perder el tiempo inútilmente. ¡Ay, Dios mío, qué calamidad ser Abadesa! · Día 14. Me acuso de todos los pecados que he cometido desde que nací hasta este instante y todos los que se han cometido y cometen en el mundo y éfi la comunidad por mi mal ejemplo, falta de vigilancia y descuido en orar por las almas; de todo lo cual pido perdón al Señor y a V. R. que me absuelva:, pero de un modo espe.:. cial de los pecados ocultos o manifiestos que son causa de mm tris-'– tezas y temores, cuales son mi hipocresía, mentira y soberbia en comunicar bienes que no poseo sino e'tl' la imaginación:.. Ya sabe lo que le quiero 'decir. Dios tenga misericordia de mí. (l) . cf. Ailtobio9rafia, p. 312 y sigs.