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dijo: "Señora, si todo el mundo hiciese lo que usted, no estaríamos nosotros aquf'. ¿Verdad, padre, que esta frase tiene mucha miga? En el Evangelio, Nuestro Señor nos dice: "Amaos los unos a los otros". Si lo hiciésemos todos de ver– dad, la Tierra sería un paraíso. Y yo creo que todo es empe– zar, ponerse a ello y, luego, ya nada cuesta". Leonor visitaba los campos de concentración y de tra– bajo en donde los reclusos redimían sus penas con el trabajo; comía con ellos y les hablaba con tanta persuasión y cariño de madre, que ganó a muchos para Dios, después de haber– los redimido para la sociedad. El Terciario Franciscano antes aludido -que tanto trabajó por la causa de Leonor y es un poco refractario a ver su nombre escrito con letras de molde- nos cuenta, en uno de sus artículos, este episodio interesante. "No hace muchos días (de esto hase justamente diez años), me abordó uno de los que ella había sacado del Penal del Dueso y me dijo: -¿Es usted quien escribe la vida de Doña Leonor en "La Voz de Asturias"? -Pues sí. -¿Me podría usted hacer un favor? -Si es posible, no tengo inconveniente. 95