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EL DISCURSO El discurso de su torna de posesión de MADRINA, preparado y pronunciado por Leonor, es un modelo de sen– cillez, de corrección, de celo apostólico y hasta de sana perspicacia. Lástima que el propósito que nos hemos formulado, ya desde un principio, de no pecar de largos, nos obligue a hacer muchos cortes y a. dejar en el tintero muchas cosas que, en tiempos más propicios, hubieran constituido las de– licias de todo buen cristiano. El discurso dei Leonot comienza así: "QUERIDOS HERMANOS DE LA HOAC: Con temor oí, al principfo¡ que queríais que fuera Madrina de vuestra Bandera; pues me considero indigna de semejante honor, por ser la última de toda fa Hermandad. Ahora me alegro, porqU:e ásí tengo Ul1 lazo de unión más íntimo, másJuerte con Vb~otros: Os Id entrego, vuestra querida bandera. Es hurnildita, pero repre– senta· a nuestra Hermandad, humilde y pequeñita, ya que tiene tan pocos años de existencia". Les habla luego de la humildad, de la constancia en el trabajo a imitación de Jesús Obrero, de la Virgen y San José y luego añade: "Que nuestra bendita bandera sea un lazo que nos una fuertemente entre nosotros y con Dios y nues– tro prójimo. Y que esté siempre cubierta de gloria. Si algún día tuviera que cubrirse de sangre, no la abandonemos jamás: antes morir que desertar. Adornémosla con el oro de nuestro amor a Dios y al prójimo y con las perlas y joyas de nuestras virtudes. 83