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MADRINA DE LA H. O. A. C. El cariño y la admiración que Leonor se había conquis– tado en el mundo obrero y, sobre todo, en el Centro de la Hermandad Obrera de Acción Católica (H. O. A. C.) tenía que culminar en algo espectacular, puesto que los obreros son, por lo general, nobles, agradecidos y generosos. ¿Qué se podía hacer? ¿Ofrecerle un homenaje? Esto para ella -que era la sencillez y la humildad personifica– das - pirecía casi, casi un insulto; al menos lID motivo de sufrimiento, ya que podría pensar que le estaba robando a Dios la gloria que sólo a El le pertenecía. Por iniciativa de la Directiva y con el aplauso de todos los obreros, se tomó el feliz acuerdo de nombrarla "MADRI– NA DE LA HOAC". Se lo hicieron saber a ella. En un prin– cipio se resistió, pareciéndole que era un honor del todo inmerecido. Más tarde -quizá pensando que era negarles a ellos una satisfacción y, por otra parte, le quedaban así las puertas abiertas para continuar su apostolado- terminó por aceptar. Ignoramos el día que tuvo lugar su toma de posesión como MADRINA de la H. O. A. C.; pero sí nos han queda– do dos testimonios fehacientes y entrañables de tan emotivo acto: el uno es fotográfico; el otro, escriturario. Las fotografías son dos: A) la toma de posesión ante la bandera de la HOAC, mediante la lectura de su discurso, y B) el brindis de vino español que tuvo lugar acto seguido. 81

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