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CAPITULO IV SU VIDA INTERIOR Todo lo que llevamos dicho sobre la vida de actividad de Leonor y todo lo que diremos sobre su apostolado exter– no y social -que fue sencillo, pero extenso, laborioso y eficaz- no tendría explicaci6n humana, no tendría razón de ser; sería un enigma, un laberinto, un jeroglífico, un castillo en el aire, si a Leonor le hubiera faltado la vida interior. La vida interior es a la actividad externa lo que el alma es al cuerpo. Si el alma desaparece, el cuerpo se descom– pone. De igual manera, si a un alma le falta la vida interior, es decir, la vida sobrenatural, entonces su actividad externa ,queda desvitalizada, desvirtualizada, esterilizada. Se verifi– ca lo que dice San Pablo del que corre mucho, pero fuera de camino, o del que da palos al aire o hace sonar la cam– :pana, incluso llega a hacer milagros ... Si no tiene caridad, si no tiene amor de Dios, todo ello no le vale para nada. Hay un librito hermoso que lleva por título: "EL ALMA DE TODO APOSTOLADO". Y el alma de todo apostolado es precisamente la vida interior, el espíritu de oración y mortificación, la comunicación vital, amorosa, personal, per– manente del alma con Dios. Un alma unida así con Dios, es como un cable de electricidad, enchufado a la central de energía eléctrica, para llevar el fluido misterioso de la luz a la bombilla que ha de iluminar toda la sala; o como una 41
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