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Y, como ejemplo, como bot6n de muestra, cuenta lo que le sucedi6 en Ondarreta (San Sebastián): "Por causa de una alumna mía, de once años, que se pele6 con una niña pobre, se arm6 la _gorda en la playa. Yo defendí a la que tenía raz6n, que era la niña pobre. Hubo un pequeño motín, porque vino el pueblo en defensa de la pobre hasta casa. Salí a la calle a calmarlos y, con lo que les dije quedaron tranquilos y se fueron para sus casas. Ahora que la familia qued6 en contra mía, porque no eché la culpa a la otra. No me importó; trajo cola, pero acabaron por olvi– darlo. En todas las cosas procuré hacer bien, enseñar el bien, etc.". A Leonor se le ha escapado esta última expresi6n con la mayor naturalidad, con la mayor espontaneidad, con la mayor sencillez... S6lo quienes la trataron y conocieron a fondo estarían dispuestos a poner la mano en el fuego por asegurar que Leonor, al escribir estas palabras, no tuvo ni la más ligera brizna de vanidad. Sin embargo, esta expre– si6n tan sencilla - como la que el Evangelio hace de Cristo - ha venido a sintetizar toda su vida y a hacer de ella el mejor de todos los elogios. DURANGO En Durango, recién salida del Colegio, puso Academia con su madre, pero luego tuvieron que irse de institutrices, cada una por su lado. · "A mí me tocó una casa seria; pero luego acabaron por quererme y yo tener confianza... El chico mayor era un 37

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