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Francisco, núm. 4. Nos recibe momentos antes de salir de vacaciones de verano. Dice que recibió de Doña Leonor clases de francés en dos épocas distintas: cuando contaba sólo ocho años y luego cuando tenía ya quince y dieciséis. Asegura que Doña Leonor era encantadora como persona y como profesora. Posee una carta de Doña Leonor que ésta le dirigió a Madrid, cuando cursaba allí estudios superiores. En la carta le da muy buenos consejos y recomendaciones. Señorita MARIA COVADONGA QUEROL DE BAS– CARAN, hija de nuestro hermano en San Francisco y actual Secretario de la T. O. F., establecida en la parroquia de Nuestra Señora de la Corte. María Covadonga afirma que Doña Leonor era muy cumplida; que no faltaba a clase, aun cuando tuviera muchos dolores y estuviera muy agotada. Era muy alegre. En clase reíamos mucho. También cantá– bamos mucho, a veces a dos voces o con el piano. Era muy amante de la música y se entusiasmaba cuando le tocaba la guitarra. A veces me contaba episodios que le habían suce– dido en algunas casas, pero nunca daba nombres ni hablaba mal de nadie. Señorita PURITA DE LA RIBA, calle Toreno, 5, prin– cipal, derecha. Yo admiro, dice, a Doña Leonor. Todo es poco lo que se diga de su bondad y sencillez. Se servía de las clases para hacer su apostolado, pero sin desaprovechar el tiempo para el estudio, pues con su amenidad y buen humor lograba en poco tiempo lo que otros no lograban en mucho. Me contaba muchas cosas de su vida privada, como, por ejemplo, que a veces estaba largo tiempo con los brazos en cruz, que rezaba todos los días el Oficio Parvo a Nuestra Señora, que le gustaba mucho ir a las Esclavas del Sagrado 34
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