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CAPITULO III PROFESORA E INSTITUTRIZ Los oficios de Profesora e Institutriz en Leonor están entreverados, v.an casi siempre unidos. Centenares y cente– nares de niños y de niñas recibieron de sus labios el pan de la cultura humana y, juntamente con ella, el pan de la cul– tura religiosa y moral. Y siempre delante, como testimonio irrecusable, como acicate sin dolor, el espejo de su vida .. PROFESORA EN PARIS Los primeros pinitos corno profesora adjunta de inglés e italiano los hizo Leonor en París. Precisamente en el Co– legio del Inmaculado Coraz6n de María, en el que se había educado su madre. De su competencia, de su plena dedica– ci6n, de su ejemplaridad y apostolado entre las alumnas ya nos dio cumplido testimonio la religiosa Sierva de María, Sor María de los Angeles. Ahora será preciso que la escuchemos a ella, no para hablarnos de sus clases, sino para contarnos sus andanzas y aventuras por la ciudad de las luces. "Lo pasé muy bien (en el Colegio de París), gracias a Dios. Hacía un poco de todo: vigilancia en varios sitios, comedor, dormitorio, etc. Corno las niñas me llamaban a mí cuando estaban malas, y yo me despertaba fácilmente, dije a las demás señoritas profesoras que dormían, como yo, con 29
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