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gracia, Doña Alix y su hija se vieron en la precisión de mar– char a Francia. Allí buscaron la protección de la familia de Doña Alix. Y lo primero que hicieron fue internar a Leonor -a la sazón de unos nueve o diez años- en el Colegio del Inmaculado Corazón de María de Anglet, entre Bayona y Biárriz. Allí ejercía de Directora la Madre Antonia, religiosa, hermana de Doña Alix. Doña Alix volvió a España, concretamente a Durango, para trabajar como institutriz en la familia Bilbao. Esta fa– milia la constituían los padres del que fue largos años Presi– dente de las Cortes Españolas, Don Esteban Bilbao. Don Esteban, por tanto, y sus hermanos tuvieron como profesora particular a la madre de Leonor. Leonor, mientras tanto, seguía sus estudios con notable aprovechamiento y ejemplarísima conducta. Allí terminó el bachillerato y se capacitó para la carrera superior del magis– terio francés. Todas las religiosas que la conocieron en el Colegio de Anglet la querían y la apreciaban mucho. Aun a costa de resultar algo extenso, me veo en la pre– cisión de transcribir casi íntegro el informe que nos da una religiosa, Sor María de los Angeles, la cual habla, no sólo en nombre propio, sino también de las demás religiosas. Dice: "Leonor era una niña muy despejada, piadosa y estu– diosa. Se le daba bien todo: las letras y las ciencias, las artes y labores. Durante los ocho años que pasó en nuestro Colegio fue modelo acabado de todas las alumnas y sobre– salía en todo. El año 1903 la enviamos a nuestro Colegio de 20

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