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Durante varios años, en las Reuniones de la Junta Di– rectiva de la HOAC -no sabernos si también en sus Actas, que no hemos podido ver- se hacía mención expresa de Leonor, tanto para animarse con su grato recuerdo, como para encomendarla a Dios, si lo necesitara, y sobre todo, para encomendarse a ella como a verdadera santa. Finalmente, y aun a costa de repetirnos, creernos debe figurar aquí la frase, sencilla en su expresión, pero honda en su contenido, estampada por Don Feliciano Redondo, Párroco de San Tirso, en la partida de defunción de Leonor Pérez Docteur. Dice así: "Había llevado una vida de sen– cillez evangélica, consagrada por entero a la piedad y al apostolado, particularmente entre los obreros". Naturalmen– te que Don Feliciano, algo muy fuera de lo corriente debió observar en Leonor cuando se atrevió a incluir un inciso tan laudatorio en un documento oficial, en donde sólo se consignan datos funerarios. GRACIAS Y FAVORES ATRIBUIDOS A LEONOR En .la vida .de Leonor no faltan cosas muy providencia– les. Recuérdese la curación casi instantánea, calificada por el médico de milagrosa, cuando sólo contaba dos años; su sueño-visión de la Virgen Santísima, que le dejó un recuerdo gratísimo para toda la vida; su impresión de haber comido, como dice ella "un pavo", después de entregar a un ham– briento -ella también hambrienta- el {mico real que le quedaba en el bolsillo; las muchas conversiones logradas 149

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