BCCCAP00000000000000000000806
creen haber roto un tabú al dar de lado al pudor, y conside– ran una conquista y un progreso el poderse presentar como se presentan en la sociedad sin que haya quien se lo prohíba o se lo reproche. Sin embargo, yo apelo al Evangelio y a la historia del futuro para afirmar que esta decantada conquis– ta no es más que un regreso a los tiempos más turbios y más corrompidos de la Humanidad. De la segunda mitad del siglo XX podrá alg{m día decirse: "Tiempo de formida– bles progresos científicos y tecnológicos, al lado de una decadencia religiosa y un desenfreno moral sólo compara– bles a los tiempos del Diluvio o del decadente imperio ro– mano". Esto, a pesar de ciertos signos positivos que no debemos ocultar, como el Concilio Vaticano II, la renova– ción eclesial en su interpretación ortodoxa, la floración de excelentes minorías laicales, los maravillosos Papas que Dios nos ha deparado en lo que llevamos de siglo, etc., etc. Es una verdad como un templo que el hombre, tanto más se .manifiesta como hombre, tanto más demuestra su inteligencia y· racionabilidad y; ·sobre· todo, tanto más se eleva espiritualmente, cuanto sus costumbres, sus modos de vivir y de comportarse más se diferencian de las costum– bres, modos de vivir y de comportarse de los animales irra– cionales. Dejemos que el inteligente lector saque por sí mismo las consecuencias. Pocas cosas hacían tanto sufrir a Leonor como el ver la ola de libertinaje que se iba extendiendo, como una plaga, por las calles, plazas y playas de nuestra católica nación. De haber vivido en nuestros días - recuérdese que va a hacer doce años que murió- su dolor hubiera crecido hasta 126
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz