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disimulo, para "tirar la piedra y esconder la mano", según el agudo dicho popular. 3. º -SU DESPRENDIMIENTO DE TODO LO TERRENO En un retrato de Murillo, San Francisco está abrazan– do a Cristo Crucificado y pisando al mundo. El artista ha sabido interpretar y plasmar en el lienzo la pobreza absolu– ta del Pobrecillo de Asís, para abrazarse -desnudo de todo lo terreno- al desnudo Cristo de sus ensueños e ideales. Mas, para interpretar y plasmar entero el espíritu francisca– no, Murillo tenía que haber pintado en el reverso a Francisco abrazando con su derecha al Crucifijo y con su izquierda al mundo, unidos, reconciliados ya en su corazón por un amor del todo limpio, purificado y fundido en el Corazón humano– divino de Cristo. Leonor, nuestra hermana Leonor, quizá no sabía de estas especulaciones y distinciones, quizá no había oído ha– blar nunca de esta doble vertiente del espíritu franciscano; pero sí supo vivirla con plenitud en su interior. Mediante el desprendimiento de todo lo terreno, para centrar todo su amor en el Corazón de Cristo, ella logró volver su rostro y su mirada a las creaturas con la pureza y el candor de un Adán en estado de inocencia. Creemos que en los capítulos anteriores han quedado pruebas más que suficientes de estas maravillosas vivencias de Leonor, tanto por lo que respecta a su alejamiento puri– ficante de las creaturas, cuanto de su retorno a ellas, en un clima ya del todo limpio y purificado. 124

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