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reflejos- para captar los contrastes y dobles sentidos de las palabras y de los hechos. Yendo una vez con su Director espiritual a Salamanca -como ella era bastante mayor-, alguien que iba en el mismo departamento le preguntó si era la madre de aquel sacerdote, a lo que ella rápidamente contestó: "No, no, no; es él mi padre". Ya hemos dicho cómo se elevaba de lo material a lo espiritual, y de la cosa más nimia sabía sacar aplicaciones prácticas, casi siempre cargadas de amenidad y de humo– rismo. Al cruzar una vez la calle con una amiga, esperando que apareciera el verde del semáforo, al momento de avan– zar, se abrazó al semáforo pensando que era la amiga. También en otra ocasión, por despiste, dio la mano a un guardia. Estos y otros incidentes parecidos daban tema a Leonor para divertir a los demás y reírse de sí misma. ¿,Para qué más pruebas de esta su profunda alegría, que le brotaba de dentro, con la naturalidad con que brota el agua del manantial? SU INGRESO EN LA T. O. F. Puestas las premisas, es decir, buscadas y encontradas las coincidencias que el modo de ser y de vivir de Leonor ofrece con el espíritu franciscano, o, lo que es lo mismo, 116

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