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en la que se lean todas las Facultades que se suelen leer en las otras Universidades y en– señar, y sobre todo artes y teología, pues dello hay más necesidad... » Esta solicitud de Zumárraga fue avalada y respaldada con todo interés y entusiasmo por «aquel máximo Virrey que España tuvo en México», que se llamó Don Antonio de Mendoza. La creación efectiva de esta Universidad no tardó mucho tiempo en realizarse. A los treinta y dos años después de la conquista, el 3 de junio de 1553 nacía la Universidad de México, que llevaría el título de UNIVER– SIDAD REAL Y PONTIFICIA. Entre las asignaturas que en ella se impartían, «algu– nos idiomas de los indios tenían sitio de ho– nor en el «currículum». Y un dato curioso para el observador perspicaz. El norteame– ricano Kelley, haciendo referencia a este acontecimiento cultural en México, añade este comentario : en Estados Unidos «la Universidad de Harvard no abrió sus puer– tas modestísimas sino casi un siglo más tarde» . Dos aspectos de la actual Universidad de México. 57

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