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FRAY MARTÍN, MAESTRO DE CONOCIMIENTOS Y SANTIDAD «Era incansable Fray Martín en la ense– ñanza; daba sus clases con tal gracia insi– nuante, que los discípulos se pasaban largas horas pendientes de sus labios, pacient es y amaoles, cuyas palabras dulcemente pene– traban en sus mentes y en sus corazones llevando conocimientos y santidad.» MENDIETA Uno de los primeros actos de Fray Martín , encaminado al mejor desarrollo de su plan cristianizador, fue la construcción de salo– nes anejos a las iglesias y conventos para utilizarlos como escuelas y dormitorios. De esta manera quedaban los frailes en inme– diato contacto con los niños indígenas para atender a su formación cristiana integral, sin descuidar la enseñanza de la lectura, escri– tura y canto, y ampliar esta enseñanza con otras artes y oficios para los que los indíge– .nas demostraban gran habilidad . A Fray Martín no le importaba la edad de los discípulos; para todos era maestro que enseñaba y educaba. Mendieta se expresa de esta manera: «Enseñaba a todos los indios , chicos y grandes , asípor ejemplo como por palabras, y por esta causa siempre tenía intérprete; y es de notar que tres intérpretes que tuvo, vinieron a ser frailes y salieron buenos reli– giosos. Estando en T/axcala enseñó del A-B-C hasta leer de corrido en romance y en latín , y la doctrina c ris tiana , h aciéndo les por medio de intérpretes muchas pláticas saludables conforme al talento de su edad, conside– rando que aquellos habían de ser maestros de sus padres y de todos los demás en las cosas de la fe, como lo fu eron ... Sacó de ellos muchos discípulos y buenos, que después se dieron a la vida espiritual y sirvieron de ayuda en la predicación a los religiosos. » Los misioneros simultáneamente a su ca– tequesis de evangelización, iniciaron la ins– trucción cultural de los niños indios . Donde los frailes levantaron iglesias y conventos necesariamente se edificaba una escuela . Comenzaron la ardua tarea cultural con los hijos de los caciques y de personas influyen– tes en el mundo azteca como táctica pedagó– gica, dada la influencia decisiva que tenían estas personas ante el público en general. Esto no suponía lo más mínimo una conce– sión a la diferenciación social clasista. De– trás de éstos vendrían todos los demás. ESCUELAS PRIMARIAS Es prácticamente imposible precisar nu– méricamente la cantidad de escuelas edifi– cadas y atendidas por los misioneros fran– ciscanos en estos primeros años . Pero hay un dato histórico que se convierte en testi– monio aleccionador. El venerable Fray Mar– tín de Valencia, en carta fechada el 12 de junio de 1531, informaba el Superior general de que tenía en la Nueva España «cuasi veinte conventos ya edificados », y en cada convento sabemos _que había escuela; por eso añade que los muchachos indios «son instruidos de nuestros frailes, y en S"1 vida y costumbres religiosamente criados en nues– tros conventos». Adosados a estos conventos regían los franciscanos otras casas, en las cuales se instruían «más de quinientos , en unos pocos menos y en otros mucho más». El Obispo Fray Juan de Zumárraga en otro informe de 1531 precisa estos detalles: «.. .en cada con– vento hay escuela, dormitorio , refectorio y. una capilla». ¿Qué asignaturas se enseñaban en estas escuelas? En las regidas por los franciscanos se enseñaba a los alumnos a leer, escribir, contar -rudimentos de aritmética-, cantar y tañer instrumentos , así como «las demás cosas de policía y buenas costumbres»; ló que hoy se llamaría educación social para la convivencia. El alma, la constancia, la habi– lidad y la pedagogía que en esta obra educa– cional pusieron los misioneros, dieron resul– tados positivos asombrosos. Tan asombro– sos que Don Vasco de Quiroga afirma en 1531, refiriéndose a estos alumnos de los franciscanos, que «saben leer y escribir en su lengua y en la nuestra y en latín ». Uno de 51

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