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EL MUNDO RELIGIOSO DE LOS AZTECAS Las ideas religiosas y los ritos por ellas determinados en el mundo de los aztecas constituía un politeísmo de una variedad inimaginable . Hay que tener en cuenta que los aztecas tenían la costumbre de inclui r en su panteón a los dioses de las tribus que ellos habían subyugado. Casi todos los actos de la vida estaban impregnados de ideas religio– sas , de manera que los mexicanos en el cu~so de su existencia tenían que someterse a in– numerables ceremonias y ritos, los más de ellos sangrientos. Sus ídolos o divinidades, particularmente el terrible y abominable HUITZILOPOCHTLI, exigían víctimas humanas . Paralelamente a estos cultos oficiales, o mezclada conellos, la magia con su variedad de ritos y de formas estaba en su apogeo cuando llegaron los conquistadores y los mi– sioneros. En casi todas las poblaciones era rito obligado los sacrificios humanos y la antropofagia ritual. TESTIMONIO DE LOS PRIMEROS CONQUISTADORES En la batalla de Tabasco, Cortés y sus compañeros hicieron prisioneros a varios indios . Estos mismos indios prisioneros, fueron los que les informaron -según Ta– pia- de los proyectos que tenían sobre los españoles: «Estaban reunidos para darles batalla y con todo su poder matarles y luego comerlos .» Desde Veracruz, Cortés encarga a Pedro de Alvarado con un grupo de gente armada , que salga a reconocer el terreno y conseguir vituallas. Berna] Díaz del Castillo relata la entrada de esta expedición en varias locali– dades aztecas: 44 « Y llegado Pedro de A/varado a los pue– blos , todos estaban despoblados de aquel mismo d(a y halló sacrificados en unos «CUES » (templo-pirámide) hombres y mu– chachos y las paredes y altares de sus (dolos con sangre y los cora zones presentados a los (dolos; y también hallaron las piedras sobre que los sacrificaban y los cuchillos de pe– dernal con que los abrtan por los pechos para les sacar los corazanes. Dijo el Pedro de A/varado que haMan hallado en todos los demás de aquellos cuerpos muertos sin bra– za s y piernas e que dijeron otros indios que /os hab(an llevado para comer, de lo cual nuestros soldados se admiraron mucho de tan grandes crueldades. Y dej emos de ha– blar de tanto sacrificio pues dende al/( ade– lante en cada pueblo no hallábamos otra cosa. » E~ la expedición a Cempoala, capitaneada por Cortés a quien acompañaba el mismo Berna! Díaz del Castillo, contemplaron rei– teradamente esta escena macabra: «Cada dta sacrificaban delante de noso– tros tres o cuatro o cinco indios y los corazo– nes ofresdan a sus ídolos y la sangre pega– ban por las paredes y cortábanles los pies y los brazos y las piernas y lo com(an. » «GÚSTASE LA SANGRE Y ES BEBIDA EMBRIAGANTE» Parece que la historia declara a los mexica culpables de este invento horrible y maca– bro: la monstruosidad de los sacrificios hu– manos y la antropofagia ritual . Cuando la tribu de los mexica se hizo poderosa, este rito abominable iba unido a la venganza con– tra los pueblos que iban conquistando y so– metiendo. De dos clases de personas salían las vícti– mas humanas: de los esclavos y de los pri– sioneros de guerra. Mendieta lo especifica, con datos estremecedores, de esta manera: « Tantos esclavos mataban y sacrificaban en una fi esta, cuantos de sus dioses venían a caer en ella ... Y esto era sacrificando hom– bres ante los dioses y mujeres delante de las diosas , y a veces niños. Mas de los esclavos tomados en guerra , todos los que a la sazón tenían , sacrificaban y mataban aunque fu e– ren mil...»

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