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Segundo domingo «El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece» (1 Cor. 12,11). EL SORPRENDENTE ESPIRITU Leer la carta de San Pablo de hoy es darse cuenta que ha sido escrita para hoy mismo. Para hoy y para siempre. Tiene el sello de lo eterno, que nunca pasa de moda, como las estaciones del año. Eso debe ser una alegría para nosotros, pues impera actualmente ia diversidad, y eso quiere decir que estamos en línea con la Iglesia de Cristo -comunidad de fieles-, donde cada cual tiene un don especial, que lo manifiesta libremente, manteniendo la unidad que da el denominador común de un mismo espíritu y una misma fe. Una Iglesia uniforme sería muy monótona y muy poco eclesial. Si por algo sobresalen o deben sobresalir los «hijos de Dios» es por la libertad de espíritu y de opinión. Ya enseñó bien claro Cristo 70

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