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Prólogo Pocas palabras tan antiguas y tan modernas como la de Evan– gelizar. El mensaje de Cristo es Evangelio. Y como gustaba de repetir Juan XXII: «El Evangelio está aún sin estrenar.» El Evangelio y la evangelización están abiertos para todos: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todos los hom– bres» (Me. 16,15). Y en la Exhortación Apostólica de Pablo VI sobre la evangelización va enumerando -el Papa- a todos los que, en el calisdoscopio de nuestro complejo mundo, hay que evangelizar: los alejados, los descristianizados, los no cristianos, los ateos, los infieles ... , pero sin olvidar a los fieles. Pues a fuer de realistas y sinceros hemos de reconocer que muy pocos de nosotros tendremos la oportunidad de ir a evangelizar a los infieles y, sin embargo, siempre nos es dado anunciar la Buena Nueva cada día a nuestros fieles. Es imprescindible realizar esta evangelización, sobre todo do– minical, de una manera actual y práctica en medio de este mundo secularizado. El Papa, en su citada Exhortación Apostólica, dice: «Esta fe está siempre enfrentada al secularismo, es decir, a un ateísmo militante; es una fe expuesta a pruebas y amenazas, más aún una fe asediada y combatida. Corre el riesgo de morir por asfixia o por inanición si no se alimenta y sostiene cada día. Por tanto, evangelizar debe ser, con frecuencia, comunicar a la fe de los fieles -particularmente mediante una catequesis llena de savia evangélica y con un lenguaje adaptado a los tiempos y a las per– sonas- este alimento y este apoyo necesarios» (núm. 54). Hoy existen entre los pastoralistas varias opiniones sobre la manera de evangelizar. Algunos opinan que lo único importante es la evangelización dando de lado la sacramentalización. Pero pienso que en pastoral nunca es aceptable plantear nada en antítesis. Habrá que evangelizar por todos los medios y de todas las maneras, ha– brá que tratar de llegar a todos los rincones donde el mensaje de Cristo pueda y deba ser anunciado. Habrá que inventar -el após– tol ha de ser muy imaginativo- modos actuales, modernos, efica– ces: catecwnenados, catequesis de niños y adultos, comunidades de base, etc., para evangelizar «oportuna e importunamente». Y sigo pensando que una de las maneras 1nás oportunas de evan– gelizar es con motivo de los sacramentos. Y que de la homilía -como impacto evangelizar aquí y ahora- no se puede prescin- 5

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