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Sagrada Familia «Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme»: (Col. 3, 12). PROGRAMA FAMILIAR Y detrás de esos dos puntos, San Pablo comienza a dar unos cuantos consejos, que podrían ser la solución para hoy cuando la familia está en crisis. Decir que la familia está en crisis es decir un tópico. Pero un tópi– co que nos duele en el alma. La familia está en crisis porque todo en el mundo lo está, en esta época en cambio. Tenemos desde la cri– sis del petróleo hasta la crisis de la religión. Pero con la crisis de la familia es que tiemblan hasta los mismos cimientos de la sociedad. Porque la familia es su célula. Los consejos de San Pablo, dados para un tiempo determinado, en una sociedad determinada, teniendo en cuenta los «Manuales del Hogar» que circulaban por el mundo grecorromano, tienen vigencia en la actualidad. Lo cual quiere decir, a pesar de su originalidad y de lo cambiante de los tiempos, lo poco que cambia el hombre. San Pablo comienza recomendando la misericordia, la bondad, la humildad, la dulzura y la comprensión. Pienso que con esto sería suficiente para hacer la felicidad de un hogar. Tal vez sólo con la última de las virtudes. ¡Cuántas personas -jóvenes y mayores– suspiran pidiendo: Al menos comprensión! La base de una convivencia -que es vivir y dejar vivir a los demás- es tratar de comprenderlos. Aceptarlos como son. No tratar de transformarlos, cuadricularlos, según unos moldes. Habrá que tratar de corregir defectos, asperezas, educar para el bien a los demás. Pero siempre con bondad y comprensión. De la bondad dijo San Francisco de Sales que era «la flor de la cortesía». 20

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