BCCCAP00000000000000000000804

Vigésimo séptimo domingo «Aviva el fuego de la gracia de Dios que recibiste cuando te impuse las manos... » (2 Ti– moteo 1,6). EL RIESGO DE SER CRISTIANO Ser cristiano no es un seguro de vida eterna. Ser cristiano es ser discípulo de Cristo: en las horas radiantes y las horas negras. En el Tabor y en el Calvario. En la cruz y la sangre, y en la resurrección y en la Ascensión. Ser cristiano es ser «otro Cristo» sobre este mundo, campo de batalla de todas las pasiones. La vida eterna se nos dará por aña– didura. Un gran pensador escribió: «Ser cristiano es la más grande, la más auténtica osadía a la que el hombre es dado a atreverse.» Muchos, después, copiaron esta frase. Ahora, una vez más. Pero resulta que San Pablo a su discípulo predilecto Timoteo le da unos cuantos consejos de lo que supone ser cristiano, caminar por la vida como cristiano. Merece la pena que copiemos íntegra la carta de este domingo y la demos como escrita para nosotros. Dice: «Aviva el fuego de la gracia de Dios que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero. 120

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz