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mí que soy un hombre pecador.» Pero Cristo dijo simplemente: «Tú no temas, tú sígueme y te haré pescador de hombres ... » En este plano se pone San Pablo. Se da cuenta que a pesar de sus pecados, de haber sido todo lo que dice en su carta de hoy, Dios se fio de él y le confió el más grande de todos los ministerios. Esto nos puede dar luz para ver un poco el significado del sa– cerdocio. Algunos juzgan que el sacerdote debiera ser un santo. Y tienen razón. Pero sólo a medias. Y corren el peligro de hacer de eso una verdad a medias que es siempre la peor de las mentiras. Porque es cierto que debe serlo, debe aspirar a ello. Pero no quiere decir que lo sea. Dios lo escogió tal cual: hombre de carne y hueso, pecador, frágil. .. Y a este ser le ha confiado los grandes tesoros de ser distribuidor y dispensador de su gracia entre los hombres. Por ello también dijo San Pablo aquello de «llevamos gran– des tesoros en vasijas de barro» ... Si Jesús hubiera querido que entre sus sacerdotes no hubiera pecado, no hubiera escogido hombres, sino ángeles. O nos hubiera preservado de todas las tentaciones, caídas y mil etcéteras a que estamos expuestos ... No lo quiso así. Por eso juzgan mal los que se escandalizan ante el pecado de un sacerdote. Hasta cierto punto es natural. Más tendrían que con– siderar la bravura, el heroísmo sordo, constante, de los que luchan, de los que no caen, de los que perseveran a pesar de tantas inci– taciones como les envuelven ... No pasamos de ser servidores de Cristo. El se ha fiado de nos– otros. Nos ha dado una vocación única en el mundo. Nos sigue dando su gracia, y sigue contando con nosotros. Por nosotros, di– gamos, de una manera práctica entra la gracia de Dios en el mun– do. Somos como los cables de la luz que conectan con esa central divina para llevar la luz, el calor, la energía a los hombres. Si esos cables fallan ... Dios podría buscar otros caminos, pero es lo cierto que no lo ha hecho. Somos los administradores de su gracia, de su salvación y su redención ... Sin sacerdotes -pruebas tenemos donde escasean- el mundo se queda a oscuras ... 115