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OTRA VEZ EL AMOR Primer domingo «Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos» (1 Tes. 3,12). Sí, otra vez el amor. Y otra vez el adviento. Porque un año litúr– gico ha concluido y otro comienza. Bien sabemos que el año litúrgico no coincide con el año civil. Y bien sabemos que adviento significa expectación. Es una preparación a esa venida de Cristo en la Navi– dad. Preparación en penitencia, en alegría y en amor. Todo imagen de aquella venida gloriosa y final del Señor, cuando reúna a todos los hombres y nos juzgue sobre el amor. Porque el juicio del Señor a la historia de los hombres y a cada persona será sobre el amor. Quiere ir a lo esencial. Porque sabe que «quien ama cumple toda la ley». Bueno será que nosotros nos preguntemos ahora mismo: ¿Qué quilates de amor tiene el mundo? Lo encontramos más dividido y alejado que en otras fechas. Están los unos enfrentados a los otros. Haciéndose una guerra sorda que, a veces, es peor que las de las trincheras y las alambradas. Están viendo unos cómo perjudican a los otros en el suministro de los bienes naturales, que necesitan casi tanto como el pan nues– tro de cada día. Y los perjudicados tratan de ver cómo perjudican también. En resumen, que todos somos perjudicados. Cuando el odio se apodera de los hombres el mal es para todos. 8

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