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-81- sas y la estancia fuera del convento en nada menguaría su umon intima y total con Jesús, el solo hecho de llevar sobre sus cuerpos consagrados a Dios los distintivos del mundo las apenaba. ¡Estaban .tan enamoradas de su hábito azul y blanco!... Las enfermas y ancianas fueron trasladadas aJa calle de Maldo– nado, n. 0 50. La Madre Abadesa, una religiosa paralítica y otra enfer• ma, vivieron en Cuchilleros, n. 0 20 y las demás en diferentes casas particulares. A nuestra hermana le tocó estar con las enfermas y ancianas para atenderlas. Pero no sucedió .todo con la facilidad con que aquí se narra. Al llegar a la casa donde tenían que ser recogidas las enfermas y anda~ nas el casero se negaba a recibirlas y no cedió si no después de mu– chas súplicas e instancias por parte de las personas que acompaña– ban a las monjas. Este percance demuestra que ya para entonces se miraba al ele– mento religioso como algo indeseable. Y no fué sólo esto. A la hora de salir las monjas, estaba la calle de Sagasti -hoy de las Mártires Concepcionistas-materialmente abarrotada de gente y no precisamente devota de las monjas. Las rechiflas e ·insultos que entonces se produjeron, atemoriza– ron a las humildes religiosas, que en aquellos momentos no sentían más culpa en su conciencia, que la de ser buenas y perdonar de todo corazón a sus enemigos. Cuando ya habían salido todas se produjo'el revuelo más grande y que pudo comprometerlas e1f aquella primera salida. Al sacar a una religiosa paralítica empezó a cantar el «laudate». Y la turba incapaz de comprender el espíritu de aquella santa reli– giosa, respondió con un alboroto que se temió pudiera degenerar en uno de los desman~s a que tan aficionados eran los golfos y gente bullanguera de aquel Madrid de 1931. . Afortunadamente la cosa no tuvo mayor trascendencia. El Cape.. llán avisó a la Dir.ección Genera] de Seguridad y unos policías que hicieron acto de presencia lograron dispersar a la multitud inquieta. Las religiosas, como ya dijimos, fueron colocadas en diferentes casas ante la imposibilidad de reunirlas a todas en un piso. Las que se alojaron en casas particulares lo pasaron muy bien, 11

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