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-77- •cChas veces sobre la posibilidad del martirio y por testimonio de Sor María del Rosario. y Sor María. del Sagrario sabemos que nuestrá hermana y la M. Maestra-que luego fué también mártir-, eran las que más atractivo sentían por él. · Además por algunas visitas que tenían las religiosas de la mis~ , ma ciudad, iban siguiendo el desarrollo siniestro de aquella repúbli– ca, saludada en su nacimí.ento con muy buenos · augurios y que de hecho solo trajo destrozos de valores incalculables, profanaci9nes horribles, lutos y sangre. Desde enero· dél treinta y seis tenemos ya cartas de Sor Beatriz, En ellas expresa claramente su opinión sobre los acontecimien– tos que entonces se desarrollaban en España. Nos dan también a ·conocer que no ignoraba el papel que como religiosa le tocaba des-·. ,empeñar en aquellos momentos cruciales. Escribiendo el 14 de Enero a su hermano Julián le da cuenta de los sucesos que aquellos días ocurrían en Madrid: «Por aquí no de– jan de oírse rumores poco agradables y con la cuestión de las elec– ciones está toda la gente más acalorada que no sé lo que va a pasar, pero sea lo que Dios quiera, procuraremos estar bien con Dios para lo que pueda suceder». Y en la misma carta un poquito más adelante dice «por aquí aunque mucho amenazan, estamos sin novedad». Pa– labras que confirman lo que decíamos antes; que para entonces Sor Beatriz no se hacía ilusiones respeto a su seguridad personal. En Abril del mismo año, escribía a su hermana Florentina en €stos términos: «Ya puedes comprender las Pascuas que estamos pasando, pues aunque, gracias a Dios, aquí no han ocurrido los atro– pellos que cuentan de otras provincias, pero llevamos dos meses de temores que solamente D,íos sabe, Cada día están peor las cosas, no se en qué va a parar..... así que, si Dios no lo remedia, mal lo vamos a pasar». Finalmente en Julio, quince días antes de abandonar definitiva– mente el convento, escribe a su abuela Isabel. Se lamenta de que l¡:1. ·fiesta del Corazón de Jesús que celebraba siempre Madrid con gran pompa externa, -aquel año había pasado sin maniféstación alguna y ·termina con e~tas palabras: «Este año solo tiene Madrid recuerdos tristes. por el pasado y temores para el porvenir>. Estos valiosos testimonios prueban surícíentemente lo que de– ,cíamos al principio de este capítulo; que el martirio moral y físico <le
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