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-69- , ..queda tranquila que hasta ahora nos guarda la Providencia divina». · ·Conside.ra también una delicadeza de Dios para con sus padres ,, el -~ue éstos vivan en un pueblo tranquilo» y ve finalmente la mano de Dios en todos los acontecimientos trágicos que zarandearon su vida "'f la de otras. muchas religiosas desde que estalló la revolución roja. '.:Pero esto lo demostraremos más detenidamente en otro lugar. Amad a vuestros enemigos..• Es propio también de los santos una caridad y un amor evan.: ,(ltlicos, universales. Su corazón adaptado a las proporciones del amor divino, tiene mucha capacidad para que se llene con el solo ,grupo de hermanos o amistades. En él caben, guardando la d_ebida proporción, como en el de Dios, todos los hombres. A este amor universal juntan los santos el estar inmunizados contra la pásión del 0dio. En todos los hombres sean amigos o ene– migos no ven más que hermanos en Jesucristo a quienes están obli– iªdos a amar y socorrer en lo que buenamente puedan. Sor Beatriz amó entrañablemente a las compañeras y hermanas -que integraban la Comunidad de Concepcionistas, se desvive por amenizar sus recreos, las despierta en las grandes fie~tas con el acordeón -llegó a tocarlo bastante bien-, anima a la monjita des– alentada, ofrece sus mejores estampas a las recién profesas, etc., Pe,. ro su caridad universal, divina no puede reducirse al grupito de sus buenísimas hermanas. Le arde el corazón de amor de Dios, siente ansias infinitas de apostolado y en este impulso aj)ostólico entran todos los hombres. Ei aspecto más simpático de esta caridad universal de nuestra hermana, es indiscutiblemente, la conmiseracíón que le inspiraban sus enemigos. Aquellos hombres de mono y alpargata, que rodeaban el cuello con 1111 trapo rojo y aprovechaban todas las ocasiones oportunas e importunas para demostrar su odio .furibundo contra religiosas. Sor Beatriz estaba muy por encima de todas las mfserias hu• ,manas. En su corazón no podía germtnar el odio. A las amenazas :5alvajes de sus enemigos oponía su amor entrañable de hermana.