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=67- la mano de Dio/ Es característico de los grandes santos poseer una v1s10n com– pletamente sobrenatural y providenciaiista de las cosas y de los acontecimientos. En lo que la generalidad de los hombr~s no ve más que simples coincidencias, el ojo sutil de los santos acostum– brados a las realidades sobrenaturales percibe clara y dístintamen~ te la huella de Dios, la mano paternal y sabia del Señor que dirige los acontecimientos de la vida humana. Sor Beatriz tenía talla de santa, ya hemos tenido ocasión de comprobarlo. Su amiga y confidente. María del Sagrario, que llegó a conocerla bien, ha escrito estas palabras: «Aún sin .contar con la palma del martirio que logró más tarde, yo estaba persuadida que llegaría '.'a una gran santidad». Y, como nos dice después, agradece haber sido íntima de nuestra hermana, porque así «tiene el consuelo de haber convivido con una santa». Como los santos, Sor Beatriz veía todos los acontecimientos prósperos o adversos a través de un prisma sobrenatural. Que los «solos» en el coro salen mal no obstante su esmerada preparación, es Jesús que lo permite para que no se deje llevar de la vanidad; que su hermano Julián no puede pasar por Madrid y verse al regreso del servicio militar, es que Dios no quiere concederla ese consuelo, etc. Pero donde más resalta este espíritu providencialista de nuestra hermana es en los acontecimientos del treinta y seis... Para muchos, las malas cosechas que acompañaron a los desas– tres religiosos y políticos del 31 ál 36, ne eran más que meras coin– cidencias. He aquí como lo enjuicia Sor Beatriz escribiendo a sus padres: «De todas partes nos dicen está muy malo el campo, pero no debe– mos. extrañarr10s, pues si no fuera tan grande la misericordia de Dios, no sé que sería de nosotros, con tantos pecados como se han cometido y se cometen en España», y más abajo agrega: «Motivos tiene el Señor para negarnos hasta el agua que bebemos y el aire que respiramos, pero es tan buen padre, que no io hace así, sino qúe nos concede la vida y lo necesario para. conservarla».
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