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;..... 51- (( Era muy bien mirada en la Comunidad• nos lo dá Sor Cora~ zón. «Pude apreciar que era muy estimada de todos y que la Comu.... nidad hacía mucha estima de ella» y Sor.María del Sagrario coincide con Sor Corazón casi en las mismas palabras. «Era muy querida de toda la Comunidad». Y bien, uno de los factores que más influyeron en esta simpatía general fué ciertamente su trato ameno en las.re – creaciones.'· Reconocemos sin dificultad que se dan casos en que las perso– n·as que a todas horas quieren liablar de temas religiosos, vengan o no a cuento, resultan pesadas'e inaguantables. Pero esto no dá pié para medir a todas por el mismo rasero. Hablar siempre o al menos frecuentemente de Dios y no cansar es patrimonio exclusivo de almas excepcionales, almas de una vida• de piedad y de unión con Dios muy subida y que están muy lejos de una fingida hipocresía; almas, en una palabra, que comunican o su conversación un• fuego, una gracia y una unción especial que cautiva y embelesa. Además estas almas suelen ser lo suficientemente oportunas pa– ra tocar fos temas religiosos en circunstancias adecuadas. Pues bien, si tenemos en cuenta los testimonios de las religiosas que acabarnos de citar nos convenceremos de que nuestra hermana poseía estas cualidades excepcionales para hablar de Dios. Y tenía también estas cualidades para dar consejos a sus com– pañeras más jóvenes. «A mi me hacía mucha impresión los consejos que me daba-dice Sor Corazón de María~.'Un día. por no sé qué cosas que se repartían en recreo nos empezó a hablar del desprendi– miento interior y de que nosotras que empezábamos la vida religio– sa no nos apegáramos a nada de este mundo». Se habla otros días en la Comunidad de la vida pecadora que llevaban los milicianos, los muchos crímei.1es y atropellos que come– tían y nuestra hermana sigue el hilo de la conversación pero la orienta siempre hacia la conveniencia de pedir la conversión de aquellos desgraciados. , Como último testimonio fehaciente y encantador de que Sor Bea-– triz poseía. esta gracia especial para hablar·de Dios sin cansar, cita.– mes unas palabras de Sor María del Sagrario, religiosa que tuvo la dicha de convivir con nuestra hermana los momentos más dramáti~ cos de s11 vida.
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