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-43- a Dios .que mitigase sus consuelos porque de lo contrrarío el .espíri– tu no podría resistir. Miraba con ojos muy abiertos .al porvenir y sentía un hondo es– tremecimiento de alegría. Tenía por delante la perspectiva. de una, vida silenciosa, oculta, toda ella dedicada a unirse más y más a Dios, y volar por 1os senderos .de la perfección. Y luego como premio a sus esfuerzos las mansiones llenas de luz de la gloria. Allí estaría eternamente unida, abrazada a Dios, a} Dios que había cautivado su corazón desde niña. . · Desconocía entonces· m1estra hermana que su entrada en~ el pa– raíso había de ser mucho más apoteósica, ostentando en sus manos la doble pa1ma de la virginidad y del martirio. En el oficio de M arfa Apena$ profesa, se confía a toda novicia el cuidado de una ofi':' cina del convento. En el noviciado .se procura que aprendan todos los trabajos que suelen hacer las religiosas. Desempeñan a 1 principio estas oficinas bajo la dependencia de una religiosa mientras adquieren la suficiente destreza. A Sor Beatriz. se la confió primero él cargo de refitolera cuyas obligaciones consistían en la limpieza del comedor y distribuir el agua y el pan. Quien sea un poquito descuidada tal vez encuentre este cargo muy fácil y sin grandes trabajos, la que desee cumplir bien con su obligación, no. Si en todas las dependencias del convento debe res:'.' plandecer siempre la limpieza, lo exige de ~na manera especial el refectorio. Limpieza en las jarras del· agua para que ésta .. no tenga sabor a poso, limpieza en las mesas para que no repugne el sentarse a ellas, limpieza en el piso, limpieza en los delantales de las que sir-.. ven a la mesa. Y bien, por testimonio de las q11e convivieron con ella sabemos q'ue nuestra hermana desempeñó esteoficio con perfección. A ello indudablemente contribuyeron dos factores. Uno natural; el hábito de orden y aseo que ya la caracterizó en casa de sus padres. Otro adquirido, al menos en t9da su perfección, en el convento, los móvi– viles sobrenaturales.