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-39- '{)0r tanto casi la misma, no admite otra distinción que la que hay· ,entre una vida de piedad menos intensa obstaculizada por sus obli;:. gaciones y una vida de piedad mayor, favorecida por su estado reli– ,gioso. El deseo ardiente, arrebatador de unirse estrechamente a Diós por medio de una. vida santa es el mismo. Y esto la salvó de caer en ,ese estado de amargo desengaño que sobreviene a muchas jóvenes, las cua1es ingresan en los conventos movidas solamente por una temporada de fervor, por un desengaño amoroso o por unos ejerci– ,cios que las impresionan y Juego, cuando pasa el fervorín, no tienen •Constancia para seguir adelante. , P~ro referente a la vida de Sor Beatriz, tampoco hay que· caer en el extremo opuesto. Como sería pensar que cuando ingresó en el convento ya era perfecta. Aunque entró con una vida de piedad superior al común de las jóvenes postulantes, aún quedaban por desbrozar mucha:- malas hier– ,bas en el jardín de su c:.lma. Oigamos, para no citar más que un ejemplo, lo que nos dice Sor .M.ª del Rosario y que oyó ella contar a las madres que conocieron a Sor Beatriz novicia: «Al principio de su vida religiosa era de tempe– ramento muy sensible y sentimental, con cualquier palabra que se 1e dijera en seguida lloraba y después como Santa Teresita lloraba por haber llorado. Años más tarde ella misma lo contaba con mucha .gracia». Hé aquí un pequeñÓ defecto al que Sor Beatriz tuvo que ha– ,cer frente desde el principio. Pero en estas palabras encontramos una pequeña anomalía. Aquí aparece nuestra hermana todo lo contrarío de lo que había sido :hasta su ingreso en el convento. Los padres y cuantos la conocieron en el pueblo nos la pintan de un carácter redo, que no se. inmuta por nada, qué mantiene la serenidad de su rostro aún en las círcuns- Ytancias más difíciles. En cambio aquí la vemos más bien sensible en exceso e incapaz de dominar los afectos de su espíritu. ¿Cómo explicarnos estas dos .afirmaciones en apariencia contradictorias? A nuestro juicio puede solucionarse satisfactoriamente así: Al ,~ntrar en el convento se encontró con una comunidad en que todas las religiosas eran mucho mayores,-ella contaba apenas dieciséis ,años---,y además ella estaba en período de prueba. No es, pues, ex-

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