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-~9- iresolvió a comunicárselo a su madre. Le propuso en gene!'al su de– seo sin hacer alusión a su intención de hacerlo pronto realidad. Se trataba solamente de un sondeo para ver cuáles eran las dís– ·posjciones de su madre. Y la respuesta fué la que .ella temía: «Que -<lejase pasar dos años hasta que sus hermanitas pudieran .ayudarla». Narcísa no insistió. Transcurrieron varios meses antes que nuestra hermana .volvie– se a tocar el asunto, pero a medida que pasaba el tiempo, su estan– cia en el p-µeblo le result~ba más molesta. Dío.s la habfo l:!scogido para el claustro y hacia él la empujab?l con viol¡mcia sembrando el disgusto y la insatisfacción por toQ.a.s la.s cosas d.e fuera. El malestar llegó a tal punto que vió c:Jaramente era imposible •diferir por más tiempo el ingreso. Toda tardanza en secupc13r d lla– mamiento divino le parecía como mínimo signo de poca generosidad .con Dios. Se de.cidió, pues, aunque k sangrase el cora~pn a propo,– ner su determinación de forma explícita e inaplazable. Como lo pensó lo hizo. Se des.arrolló la escima en el campo y ,en ocasión en que estaban solos su padre y ella. Aprovechando un .alto en el trabajo, híz.o gi;rar la conversación hada su intento y cuan– do llegó el momento oportuno dijo con cierta decisión: «Lo.s días se me hacen r::ternos, p.adre, esta vid.a no es p~ra 6 )mí» ... Calló unos mo– mentos y no encontrando palabras que expresasen la pugna de afec– tos que destrozaban su almí:1, terminó con esta.fr.ase que indicaba claramente su firme determinación. «Yo no puedo seguir en el pue.– ,blo por más tiempo,, ... Su padre que conocía perfecté).mente la e!lterez.a de Nari,:isa com– prendió al punto su estado de ánimo, la crisis moral por que atra– vesaba y debió enternecerse. No se le ocultó lo que significaba la entrada en el convento, las dificultades que esto ocasionaría en el desenvolvimiento normal de la Cí:).Sa, pero juzgó contraproc}µcente diferir el consentimiento. Le par.ecía una crueldad. Equivalía a su,– mergirla en un mar d.e ..sufrimientos morales. . Na.rdsa aguardaba con ansiedad lc,1 respuesta. Y su padre le dijo al fin: «Si estás a disgusto, cuanto antes mejorb .. Estas palabras disí• paren los p1omizbs nubarrones de tristeza y disgusto que por .tanto tiempo habían prensado su espíritu y derramairo.n sobre él ·ª bo.rbo~ Janes los rayo.s luminos,os de µn?I .dulce y confiada· esperanza. En ·l;ldelante ya podía repetir como.tantas yeces lo hizo .siendo religiosa: Perdón l.J gracía--dador divino por el camino-que quieras voy.

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