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-25- blo». Estás pálabtas son como un ventanal en su álma a través del cual vemos claramente que la vida piadosa no tenía nada de vulgar y· ordináriá. Era una piedad fundamentada .en el sacrificio y en la abnega– ción propia, condidórt ir1dispensable de toda santidad, porque sacri– ficio, y no pequeño, suponía acudir todos los días a la iglesia: salvan– do la distancia que la separa de la casa de Narcisa. Además era una piedad hambrienta de Dios como lo prueba el hecho arriba apunta~ do de que no la bastasen las prácticas comunes a todos y aprove... tháse los tiempos libres que le dejabaü sus ocupaciones o robase. algunos ratos al juego para estar sol.a con Dios. Aparte de estos testimonios reveladores de un alma intensamen~ te piadosa tenemos otros que aunque no tan evidentes contribuyen a corroborarlos. «Siempre-dice D. Manuel--se la veía dispuesta a colaborar de buen grádo en catequesis, mes de Mayo, novenas, ect. Los díás de lás grandes fiestás de la Virgen se la veía más. ale.gte y jovía1... Su recogimíento en la Iglesia era más visible. En una palá– bra, sentía gran atracción por todo- lo que se relacionase con el ser· vicio divino, prueba inequívoca de sus preferencias». Proa hada Dios Los derroteros que seguía la vida de Narcísa no podían desem~ bocar naturalmente en la vida de matrimonio. Aun el menos obserp vador veía que estaba destinada a ser algo más que una buena ma~ dre de familia. Había un¡;1 diferencia radical entre su manera de ser y comportarse y la manera de ser y proceder de las otras jóvenes. Desde los diez o doce años en que ya se nota en las niñas sus inclinaciones y preferenciás hasta los dieciséis que abandonó el pue~ blo, Narcisa vivió completamente al margen de todos los afectos e ilusiones que suelen ornpar @l corazón de las jovencitas. Y vivía al marg~n de estos afectos e ilusiones no por radical impotencia para sentirlos sino porque voluntariamente había renunciado a ellos. Más· tiirde y ya a las puertas de la clausura confiesa ingenuamente a su padre «que hacía ·mu:cho tiempo había renu;nciádo al mundo», es d'e-: dr ·a toda aspiración meramente hurnaria. 4

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