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-15- Nuestra hermana por su parte, respondió siempre a estas delica~ 0 <lezas de su abuela Isabel con un cariño tiernísimo. Pasaba largas :lb.oras haciéndola compañía, la divertía con sus graciosas ocurrencias y de esta manera hacía menos pesada .su soledad y viudez-. El cariño y amor mútuos no se amortiguó con la partida de nuestra hermana para el convento. Es verdaderamente. lamentable -que no conservemos las numerosas cartas que Narcisa dirigió desde el convento a su abuela. Serían ellas valiosísimos testimonios de cuanto venimos diciendo. Cuando la profesión simple, ínsistJó por ca~tas dirigidas a los padres y a la misma abuela para que ésta asistiera tam_bién a la ce~ remonia. Abuela Isabel, bien fuera porque tenía miedo al viaje o por otras justas razones no fué. Nuestra hermana el día de su profesión, una vez que saludó a los padres preguntó por ella y al decida su madre que no había venido exclamó en un arranque de desenfado: «pues díganla que estuvo muy bien, pero que muy píen, para que la dé rabia» y se echó a reir .celebrando su ocurrencia. Durante el resto de su vida religiosa nuestra hermaµa escribió todos los años por Navidades y en el día de su santo a la abuela. De -estas cartas solamente conservamos dos. Por ellas vetnos la tierna y ·filial confianza que Narcisa tenía depositada en ella. Conservamos unas letras que ]¡; escríbíó c_on· motivo de man– darla una fotografía. En ella$ le dice cariñosamente: «Si no conoce ya a su Narcisa». Otra vez escribiendo para felicitarla en el día de su santo, empieza su carta así: <La dedico estas letras e~ testimonio "de que siempre la recuerdo a usted con cariño». A continuación como sospecha que su querida abuela estará preocupada-no olvi– demos que esta carta es de julio del treinta y seis-Narcisa la tran– .quíliza con estas palabras de un profundo sentido sobrenatural: «Ahora es, mi querida abuela, cuando mejor se puede apreciar lo que es la vocación religiosa, pues a pesar de vernos perseguidas por todas partes, estamos tan contentas de nuestro esta.do que no lo -cambiaríamos por nada del mundo».

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