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--103- :su palabra. Llevarlas al frente de enfermeras era exponer las religío– '.Sas a los más viles atropellos. Cuántas jóvenes de la zonq roja, decentes, pero influidas o sim– 'patizantes con las ideas comunistas, fueron alfrente de enfermeras, ímpulsadas de las mejores inteFiciones. y regresaron con su honor 'hecho jirones, Cosa que por otra parte no debe extrañarnos si tene– mos en cuenta la moral atea que dominaba en las milicias comu– nistas. J?ero la Madre tenía sobrados motivos; incluso para dudar que los milicianos cumpliesen su palabra de llevarlas al frente. · ¿Qu,é garantía podían ofrecer aquellos hombres que estaban con– ,culcando todos los prindpios elementales, de respeto a la persona :del prójimo de una manera indigna y brutal? Por eso creemos que en aquella ocasión la Madre con buenas ·palabras debió oponer a los deseos de los milicianos, la circunstan– da de que casi todas estaban enfermas, prestarse a trabajar en el mi'smo piso, etc. Como decimos este es el juicio que nos merece la .conducta de 1a Madre humanamente considerado. Desde un punto de vista s.obrenatural es preciso reconocer que todo sucedió porque Dios así lo quiso. Para demostrar de modo in– equívoco su libérrima selección.. Había posado su mirada complacida en nuestra hermana, se ha– bía enternecido. cuando ella cantaba, más con elcora.zón que con la hoca, la estrofa en que bellamente expresaba su deseo de martirio «que feliz yo, si la vida por tu amor pudiera dar» ... y aceptó el ofre:.. ,cimiento, Por ello le sac.ó de los momentos o de los peligros inminentes casi de milagro y en cambio dispone el camino de su sacrificio en forma desacostumbrada. y humanamente desconcertante. Así no ha– bía lugar para echarlo a pura casualidad. Cuando la religiosa enviada para dar el recado llegó al piso donde se hospedaba Sor Beatriz; la reacción de todos fué de extra– ñeza ante la candidez d.e la Madre. Olvidándose de su propio peligro y viendo que el proceder de la Superiora suponía un atentado contra la seguridad de sus bien-: 'hechores, nuestra hermana dijo a la religiosa que les traía la volun– tad de la Madre «¿Pero no se dieron cuenta de que ponemos también

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