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-102- Pues bien, a pesar de esa visible protección de Dios sobre la vi– .d.a. d.e nuestra. hermana, un acontecimiento .humanamente inconcebi– ble da viraje totalmente contrario a los acontecimientos y enfila la proa de su existencia directamente hacia el martirio. Las cqsas ocurrieron así: Las religiosas que pudieron buscarse alojamiento en casas particulares. se fueron, pero el resto de la Co~ munldad permaneció en el piso que tenían alquilado en la calle de Francisco Silvela. Con ella, quedó la Madre, que fiel y consecuente con lo que ha-· bía prometido a la Comunidad ¡:i.1 salir del convento no abandonó las. enfermas y ancianas. Los dos meses largos que Sor Beatriz estuvo en casa del señor - Wenceslao, las religiosas que permanecieron en el piso gozaron de relativa tranquilidad y no fueron' directamente molestadas por los; milicianos. Vivían con mucha estrechez porqué sus recursos no daban para más, pero como aún no estaban vigiladas en el piso, "las personas. caritativas y amigas ·de la Comuuidad socorríanlas con algunas limosnas, lo cual .unido a la gran economía y espíritu de sacrificio• de las monjas. permitían a éstas ir defendiéndose. La perspectiva cambió totalmente en los primeros días de oc– tubre. Uno de estos días, se presentaron en el piso un grupo de mili– cianos que simulando comprensión y modales amistosos hicieron un registro. Cuando ya se iban dijeron a Ja Madre que pensaban llevar~ las de .enfermeras al frente. Dando crédíto absoluto a las palabras verdaderamente diabóli.. cas de aquellos hombres, la Madre aceptó la propuesta, pero les dije> que casi todas las. que se encontraban .en el piso eran enfermasr que si no tenían inconveniente mandaría llamar otras dos jóvenes más aptas para el oficio que querían confiarles. Los milicianos acep-· taron y yo creo que celebrando internamente el buen éxito de la, treta. Apenas marcharon, envió la Madre una religiosa a casa de Sol" María del Sagrario para darles cuenta de lo ocurrido y comunicarles. también la orden de que regresasen al piso. Humanamente considerado fué desacertado, en la Madre, dar crédito a los milicianos. Aunque éstos realmente hubieran cumplido

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