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,84- .de •bienes cuanto ausencia de amor. No tanto ausen– :cia de distracciones cuanto ausencia de reconcentra– ción. ·Le falta el abrazo, la estrechez junto al cora– •zón, de Ja madre. Le falta de espirituali<ilad lo que le sobra de materialismo. Y ciertamente que por este :(!amino ,no se llega al cariño y a la :maternal alegría. ·< María es la madre <le la alegría. Nos la trafo en 1 Cristo Jesús. Nos la trajo en primicias de apostolado !en casa de Isabel, en las montañas de Judea. Nos la ·trajo .en aquella bendición de santidad, cuando Juan la recibió dando salt~s de alegría en el seno <le la ,madre. Si el mundo no ha encontrado la alegría y la ·paz, 'es· porque no ha encontrado de verdad y no ha •sentido de cerca el cariño de una madre virgen. Por ·eso se ha ido a mendigar gozo y paz donde no se encuentra más que sucedáneos de alegría. Solamente cuando sienta la visita de la Madre, cuando· quiera recibirla, tendrá en su corazón el ca– lor que· desconoce, germinará la santidad en su espí– ritu y brotará de todo su colosal ensamblaje la son– ·risa que le falta. Y con todo ello la alegría de vivir ·con Di'os.

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