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66 - das las cosas para el hombre, el hombre para Cristo y Cristo para Dios. Progresión magnífica vislumbra– da por el Apóstol Pablo. Valor de las cosas. El camino es sencillo, sin complicaciones. La sen– cillez de vida es privilegio que lleva a Dios en pu– reza de corazó_n. Todo lo que sea co:mplicaci{m en nuestras posturas adoptadas frente a Dios ,es un des– barajuste.!. Dios hizo las cosas para que, poseyéndolas, en sencillez y cordura, las refiriéramos a El y con ellas cantáramos el himno fraternal de la alabanza a Dios. Toda posesión fuera de este plan, es manchar– nos el corazón y hacer sufrir un viraje rápido, brusco y violento, doloroso, a las criaturas y a nuestro pro- pio destino. ·· Hay que vivir en el mundo y del mundo pero nun– ca para el. mundo. Hay que vivir con ,el corazón pero para Dios. Cuando el mundo, sus voces, sus fantasías oei __corazón humano distraigan nuestro pensamiento y arrastren nuestro corazón y nuestro espíritu con fuerza absorbente y egoísta, hay que poner en juego lr. ascética del retiro y de la poda. · María nos da el ej!?Jnplo en el retiro de_ 'su casa. Lo:;_ ojos cerrados, las ventanas entornadas y el cora– zór. dejado en las manos de Dios. Cuando ni . siquiera la ascética del retiro, de Ía poda y el sacrificio eviten la orientación torcida. del corazón que quiere la sensación peligrosa de las .co– sar. del mundo, hay que levantar las manos, los ojos y el corazón en súplica de oración. Como María. Cuan, do no basta el -esfuerzo, la oración.

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