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60t- virgen del Profeta Isaías. Y la habría compadecido y llorado con ella. ¿A quién te compararé? Grande como el mar es tu tristeza. ¡Oh, vosotros los que pasáis por el camino, paraos a mirar y ved si hay dolor semejante al mío! ..Todo esto no es imaginación. Es discurrir con los datos que nos proporciona una mujer conocedora de las Escrituras y con las meditaciones de una mujer que pensaba en serio y con exactitud en el Mesías y en su futura madre. María Madre de Dios. Por lo tanto cuando María recibió el saludo del' ángel anunciándole el mensaje de Dios, si quedó tur- ' badá y estremecida por la alteza a que se le invita· ba,: temió más por lo que esto significaba de sacd; , ficio. • Sería madre y virgen y con esfo. se llenó de rego– cijo, como toda mujer que sabe que ya es madr,e. Se. confundió de humildad al verse en un hijo Dios en– tre los brazos. Pero aceptó con resignación y valien~' temente, como esclava de amor, la invitación al sa– crificio.• Sería madre, pero madre de un Crucificado. Ino•' cente, es verdad, pero ajusticiado, escarnecido y cru~ cificado. ¿Qué mujer aceptaría el privilegio de ma– dre, aunque fuera de un Dios, sabiendo que iba a ser madre de un ajusticiado? Aunque el ajusticiado fue– ra el más inocente y santo de los hombres. Y esto lo hizo María solamente por amor a la voluntad de Dios y por amor a los hombres.

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