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- 5li palacio de la alegría. Porque la unión de corazones y la fusión de almas es la fuente de la alegría en el matrimonio. Todo lo demás es querer hartarse de som– bras que pasan o coronarse con flores que se marchi– tan y mustian. Está cansado de saberlo el mundo. pero sigue obstinado en su ceguera y en su :malicia. Días de silencio y de amor. Por lo menos eso debieran de ser. Mientras llega la hora feliz de las bodas. Días de silencio, de refle– xión. Casi días de estudio. Estamos planteando un pro– blema que ciertamente tiene una solución y por un solo camino. Camino que no es otro que el camino de dos almas que van hacia Dios. Mientras no nos pongamos en este plan se resolverán otros problemas pero no el problema del amor y de la felicidad en el amor. No es el primer problema el del piso, ni el del sala– rio, la carrera o la profesión. Ni el problema del gusto o el rango y clase social. Son problemas, ciertamente, de importancia, pero de impoo:tancia relativa. Y si es verdad que no hay que olvidarlos y hay que resol– verlos en cuanto se puedan, también es verdad que no hay que darles categoría de imprescindibles. Problema más importante es el que roza la su– perficie del alma: carácter, genio. Más important,e, pero que sin resolverlo totalmente se puede solucio– nar después e incluso alcanzar la felicidad. El primer problema de una persona, por tanto tam– bién en el matrimonio, es el problema espiritual. Re– suelto este problema pueden resolverse todos los de– más. Querer unir dos almas que piensan y sienten de la vida sobrenatural de modo distinto es querer unir luz y sombra. Más, querer vivir en paz dos al-
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